"El Camino de Santiago y su concha vinculante" Día 3

Miércoles 19 de marzo, Miraz - Sobrado dos Monxes 27 km

Después de haber dormido unas cuantas horas nos levantamos a las 7:00 de la mañana. Como estamos en casa de unos ingleses y ya conocemos su gusto por la puntualidad, nos damos prisa ya que nos dejaron claro que teníamos que salir del albergue a las 8:00 pero como eran muy enrollados nos dijeron que... como muy tarde a las 8:05 u 8:07. Eso sí, nos prepararon un desayuno muy abundante, en otras palabras... nos pusimos hasta las patas.

Después de fregar y de que Jorge hiciese negocios transfronterizos con el irlandés, comenzamos la etapa más larga de las que teníamos preparadas; 27 km sin demasiada civilización excepto un bar a mitad de camino.

Hacemos la etapa sin demasiados problemas aunque con un frío que pela hasta encontrar el "bar" de mitad de camino. Digamos que al entrar en el bar, la señora nos abre las puertas de su casa... pero literal, ya que al ir al baño cruzo por medio del salón en el que tiene un regimiento de latas para vender. Aprovechamos el bar para tomarnos algo, resguardarnos del frío y comernos un buen bokata de jamón con tomate mientras Naiara saca su vena educativa con unos perros que husmean nuestras mochilas y en un alarde de autoridad les suelta frases del tipo de... "¡vengaa veeeteee, vaaa!", "¿pero qué estas haciendo" o "¡estate quieto, portate bien!" (Os podéis imaginar cuanto caso la hicieron)

Decidimos continuar la marcha y en cuanto salimos del bar creemos haber estado en una maquina trasnportadora y... ¡joder! ¡estamos en el polo norte!. Hace un viento helado que por momentos es insoportable así que no nos queda otra que mutar como un power ranger y nos abrigamos cuanto podemos.

Miriam convertida en ninja (pronunciado con j)

Conseguimos llegar a Sobrado aunque a algunos ya nos van pasando factura los kilómetros. Yo tengo una tendinitis de caballo en un tobillo y a Naiara seria mejor ponerle ruedas en los pies, así al arrastras las piernas cogería velocidad. Aquí vamos a dormir en un monasterio bastante grande, el cual está cerrado a nuestra llegada, así que como somos unos buenos turistas dejamos las mochilas y damos tres vueltas al pueblo buscando un sitio donde comer. Nos van mandando de un sitio a otro, solo les falta decirnos... "de restaurante a restaurante que con esas pintas dais mucho el cante". Por fin nos sentamos a comer con tres de las chicas catalanas y el madrileño Pedro.

Conseguimos llegar al monasterio y tenemos media hora para ducharnos y ponernos guapos/as, mama-Bego (también conocida como Mª Ángeles o Angelita o madredeBegomonitoradenuestrogrupo) viene a buscarnos para llevarnos a la Casa do Queixo. Cuando llegan visitamos el monasterio rápidamente, donde hay una reproducción bastante grande de la Catedral de Santiago.

Ya en Casa do Queixo empezamos a recorrer cada una de sus partes (sí, a pesar de que Bego se empeñe en decir que es pequeño, es un lugar en el que hay de todo. ¡Y lo que nos quedo por ver!)

Empezamos por la granja escuela con su zoo domestico, vemos cerdos, cabras, conejos, un pony, vacas, un avestruz y una yegua actriz. Sí, sí una yegua actriz y no porque pose en las fotos, si no porque salio en una serie de la televisión gallega. Después nos enseñan como se hace el queso y el pan de una manera tradicional, para continuar con el "peazo" alberque que tienen montado. Viendo todo ésto tenemos grandes tentaciones de quedarnos a trabajar como monitores/as.

Seguimos con las cosas al aire libre, aunque en cuanto pisamos la calle casi preferimos volver a ver el albergue que tiene una buena calefacción. Vemos la huerta, el invernadero, una especie de museo de herramientas de labranza y continuamos con el comedor del albergue y el restaurante para pasar a... ¡un taller de costura! ¡Si es que aquí hay de todo!

La siguiente parada es "La casa de la Abuela", una tienda museo que reconstruye una antigua cocina con su chimenea, mesas y todo tipo de artilugios que utilizaban para secar los quesos, para cocinar, etc. Pero sin duda lo que más nos llama la atención es la cama-armario. Según nos cuenta el abuelo de Bego, tiempo atrás toda la familia dormía en la cocina ya que no tenían mucho más sitio, por lo tanto los cabezas de familia dormían es unas cama-armario para de esa forma tener un poco más de intimidad. ¡Me recuerda a las camas de los dibujos de David el gnomo!

Tenemos la suerte de que el abuelo de Bego nos cuente la historia de la Cova de Serpe que nos tiene intrigados desde hace días, incluso añade algunos datos vividos por él mismo. La iba a contar pero es alargar demasiado ésto, así que en otro momento.

Son ya las 9 de la noche y a las 10 tenemos que estar en el monasterio si queremos dormir bajo techo, pero ya sabíamos nosotros que de aquí no nos íbamos sin comer algo y en cuanto que nos despistamos un poco Mama-Bego y familia nos han preparado unas pocas cosas. Total que nos sientan en el bar y... chorizo de ciervo, salchichón a la pimienta, salchichón de jabalí al cabrales, queso con membrillo, unas croquetas que te mueres del gusto, tartas de queso caseras de distintos sabores, chupitos, café o cola-cao...

En resumen, que otra vez nos ponemos hasta las patas y encima en tiempo record, ¡20 minutos! También en tiempo record nos llevan hasta el monasterio para llegar antes de que cierren, no sin antes despedirnos de toda una familia que sin prácticamente conocernos, nos han metido en su casa y nos han tratado de maravilla.

Llegamos y todo el mundo está acostado, así que nos metemos en la cama reventados pero felices por el día vivido.

Mila esker Bego-family