Hoy decidimos madrugar, tenemos que llegar a Arca pronto ya que si no va a encontrar sitio en el albergue Rita. Desayunamos en el bar del parchis y nos ponemos en marcha, casi toda la etapa discurre entre bosque y la verdad es que da gusto andar así, además llevamos un buen ritmo a pesar de nuestras dolencias por eso decidimos retrasar la parada al máximo para aprovechar la buena racha que llevamos.
Paramos en un bar que resulta ser bastante hippie-perroflauta y acostumbrados a los precios tan bajos que hemos visto hasta ahora, 10€ por unas latas y una tableta de chocolate nos hacen pupita. Nos cantamos medio disco de Fito, alias “hago una canción estúpida por disco”.
Llegamos a Pedrouzo antes de que abran el albergue y debemos decir que hemos llegado todos en bastante buen estado piernil.
Esperamos fuera del albergue, junto un grupo de gallegos un tanto plastas, así que hacemos un esfuerzo para que nos toque lo más lejos posible de ellos, al final nos dan un rincón de seis camas para nosotros en la parte superior del albergue.
Esta es la cara que se te queda tras escuchar a los gallegos
Pensamos darnos una duchita pero los aullidos de Jorge y Eneko nos hacen replantearnos el tema. Nos vamos a comer y entre jala, tarsios de cerveza y videoclips nos tiramos 2 horitas y pico pasando el rato, Naiara y yo nos vamos a echar la siesta pero... ¡ilusos de nosotros! Creíamos habernos librado de los gallegos pero el destino nos tenia guardado algo mejor, tenemos al lado a un pesado vestido de militar, que viaja a caballo y encima resulta que el tío es reportero dicharachero y ha estado en Kosovo, así que se pasa todo el puto rato de la siesta tocando las narices contando sus historietas, de militar putero, ¡menudo elemento está hecho!
Mientras Miriam, Eneko y Jorge ponen una lavadora y una secadora, con la que tienen algún que otro problemilla. Son curiosos estos cachivaches, ¡si no le das al botón no funcionan!
Jorge ha encontrado un lugar donde hacer un ratillo de oración así que nos ponemos a ello. Viene bien, buscar tranquilidad de vez en cuando.
Cenamos en el CHE4, que en su origen es pastelería, pero que también dan jala. Unos tarsios para calentar el ambiente y unos sandwiches que en el camino mutan a platos combinados. De postre cafés, chupitos, helados gigantes y un batido que se perdió con los sanwiches especiales. La camarera es del género borde y alguien del grupo (omitiré el nombre para no desvelar su vena poética, suelta una frase que quedará para la historia, "le invitaré amablemente a sacarse los créditos prácticos del curso “como ser una gran felatriz” conmigo" BRUTAL, pero la cosa se salda con un batido de fresa tardío, pero gratis, que no está mal.
Después disfrutamos de toneladas de diversión con el juego “¿Para que puede servir el paraguas que estaba pinchado en el helado de Naiara?” y nos vamos a sobar.
Naiara recuperando fuerzas con su helado
Llegamos al albergue y a Eneko le ha tocado el premio gordo, le han puesto una vecina en la cama de al lado, que suerte! Y el albergue es una fiesta. Tenemos unas cincuentonas que andan a grito pelao, si bien no es novedad, hablan así. la tuna de derecho o algún coro rociero dando un recital en el comedor, ¡se habían bebido hasta el agua de los floreros los tíos!
Menuda nochecita entre unos y otros y... la vecinita de Eneko y su acompañante nocturna que se pegaron un fiestón...
Finalmente, nosotros que pensábamos ser los primeros en levantarnos, para cuando lo hacemos no queda ni el gato.
1 comentario:
Que recuerdos, por dios. La verdad es que aquel fue un gran día. Que de cosas interesantes me pasaron (a mi particularmente), y que de cosas buenas.
Por cierto, ya era hora de seguir con el diario, majo.
Pásalo en grande en ese lugar tan lejano y tan guapo. Un abrazo, amigo.
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