jueves, 20 de diciembre de 2007

¿Y quíenes dan ejemplo? Como siempre los niños

Indagando por la red en uno de esos momentos en los que me aburro he encontrado una página que trata sobre las noticias más absurdas que se encuentran a diario. El caso es que una de ellas me ha gustado pero después de leerla pienso que... de absurda nada.

Huelga de alevines italianos contra sus padres 'ultras'Roma.

"Los jugadores alevines de tres equipos de fútbol del centro de Italia decidieron no disputar los partidos previstos este fin de semana en señal de protesta contra sus padres 'ultras', cuyo fanatismo "arruina el placer del juego", anunciaron este viernes medios italianos.

Los jóvenes, de ocho a diez años, anunciaron su intención de no jugar en una fiesta anual de sus clubes, cerca de Florencia, presentándose ante sus padres con carteles donde se podía leer: "No arruinéis el juego de vuestros hijos", "Padres: dejad de pelear, dejadnos jugar".

Los alevines, que participan en un campeonato regional, enviaron también una carta a un responsable local de la Federación Italiana de Fútbol y a una cincuentena de empresas patrocinadoras de la competición. El fútbol, el deporte más popular en Italia, levanta fuertes pasiones en un país regularmente marcado por actos violentos entre ultras radicales o contra los policías."

Fuente: AFP14-12-2007

Pues como decía, que de absurda nada.

Después de leer la noticia, me ha venido a la mente un echo que me ocurrió hace algunos años.

Fue jugando un partido de fútbol en una liga de esas que organizan los centros regionales. Como a unos amigos les faltaba gente me pidieron que jugase. El caso es que jugábamos contra uno de los mejores equipos, éste estaba formado por gente mayor (nosotros teníamos 18-19 y ellos entre 30 y 40 tranquilamente) algunos tenían ya hijos y todo. En una jugada, en la que me llevaba el balón me hicieron una falta, la cual pedí al arbitro levantando los brazos; cuando los bajé un jugador contrario me dio un guantazo, no se muy bien por qué. Lo lógico hubiese sido rebotarme y que se hubiese montado una buena tangana, pero no pude. Según el padre me pego, el hijo de unos 8 años, empezó a gritarle ¡Papá, pídele perdón que el no te ha hecho nada! ¡Pídele perdón! Miré al padre, le señale a su hijo y le dije: escucha a tu hijo que tiene mucho que enseñarte. Ahí se acabo el problema.


No recuerdo como acabó aquel partido, pero tengo aquella escena grabada para siempre.

Y es que, al final tienen que ser los/as niños/as quienes pongan orden entre las personas adultas. Algunas veces pienso que el mundo iría mucho mejor si les tomásemos en serio más veces. Si hiciésemos más sencillas todas las cosas no tengo dudas de que se arreglarían muchos problemas, pero... ¡somos adultos y somos los que sabemos! !Por favor, qué nos van a enseñar unos mocosos! Y yo a eso respondo... grandes cosas, sin ninguna duda.

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