miércoles, 17 de febrero de 2010

Una nueva semana, otra bonita experiencia

Ya hemos terminado la semana de Baños con el Grupo Misionero vasco (GMV). Ha sido bastante interesante lo trabajado y sobre todo el haber conocido a todo el grupo, bueno, a todo el que se encuentra ahora en Ecuador ya que tres personas estaban en esos momentos en el País Vasco. Digo estaban porque uno de ellos, Eduardo, con quien estaremos en El Cafetal ya está de vuelta.

Se respira un buen ambiente en el grupo aunque notamos un poco de desilusión o desánimo, no sé cómo definirlo, por no saber qué ocurrirá al final de año, es lógico, la incertidumbre no ayuda. Teníamos ganas de conocer a la gente que nos faltaba, las personas que trabajan en la provincia de El Oro, con quienes hemos tenido pequeñas charletas contándonos nuestras idas y venidas. Han sido días de formación, comer y partidas de mus. La formación fue interesante pero a mí, personalmente, en ocasiones me quedó un poco grande, demasiadas citas de las que no tengo ni idea. Acabé cansado de comer tanto y nos eliminaron del campeonato de mus en semifinales (venga, vale solo éramos cuatro parejas, pero eran semifinales, no!) Pero aun así estoy contento, jeje. La valoración ha sido positiva. Además de esto también tuvimos la asamblea del grupo, en la que fuimos conociendo distintas cosas y enterándonos de algunas líneas a seguir durante éste tiempo.

El fin de semana de Carnaval lo hemos pasado en Riobamba. Allí nos hemos reencontrado con Estitxu, Ángel, Garis, Hilda y Cati. Es un gustazo pasarse por allí porque el recibimiento siempre es una autentica maravilla, aunque lo de ir en Carnaval, otra vez será para pensárselo. Tienen la bonita costumbre de tirarse agua (sea sola o con tinte) o mancharse con unas cariocas, (así les llaman) de las que sale una espuma. Así que vayas por donde vayas, corres peligro. Tiran agua a los coches que llevan las ventanillas bajadas, baldes a la gente que anda por la calle… y cómo no, nosotros no fuimos menos y sobre todo Naiara a quién calaron de arriba abajo.

Ya el lunes, nos despedimos hasta la próxima de Riobamba y nos volvimos a Guayaquil para recibir a Eduardo.

Antes de toda ésta semana no hicimos demasiado pero tuvimos la ocasión de conocer Mata de Cacao, una zona perteneciente a Babahoyo de la que se encarga el Padre Antonio, que estas semanas ha estado con nosotros, y también ha dado para que vayamos viviendo algunas pequeñas cosas, imágenes, anécdotas… de las que se quedan grabadas en la mente, cómo ver pasar la carretera a una pequeña tortuga en medio de la nada, meterse por dirección contraria conduciendo en medio de la noche, conmigo de conductor (menos risas, jajaja) o, sin duda, lo más impresionante, vivir debajo del volcán Tungurahua y escuchar sus rugidos e incluso ver en plena noche como suelta fuego y lava como si de fuegos artificiales se tratara. Claramente, una de las cosas más increíbles que haya podido ver en mi vida.

A partir de esta semana esperamos meternos en harina y las próximas semanas hay varios encuentros que no tenemos muy claro de qué tratarán, pero en las próximas entregas os contaré un poquito cómo siguen las cosas.

Un fuerte abrazo a todos
Os dejo algunas fotos del Tungurahua


El volcán Tungurahua humeando

Tras una vomitona de lava (un poco borrosa, qué se le va a hacer)




A la noche soltando lava de nuevo


Consecuencia de un deslave hace unos años

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