Tras otro parón en mi blog (la verdad es que me estoy luciendo últimamente) estoy aquí de nuevo. La verdad es que he tenido unos días de descanso por una puñetera gripe y como ahora soy tan independiente que no me llega la pasta para poner internet... pues eso, ¡blog abandonado!
Si compañeros y compañeras, he sido uno más de los afectados por ese virus tan cabrón como es el de la gripe. ¿Y os habéis fijado lo absurdos que nos volvemos cuando estamos enfermos?
Es curioso, porque nuestro cuerpo podía tener un poquito de consideración ¿no? Pues no, el muy cabrón parece que se venga de todas las veces que tu le sometes a esfuerzos y excesos. Sí sí, el muy jodio es como si te dijese, "ahora te jodes, por el pestuzo que te agarraste el otro finde" y derrepente te ves en casa, con la bata puesta que pareces Don Pimpon en sus buenos tiempos, la nariz tan roja como la de Miliki cuando era joven, un clinex en la mano como si estuviera pegado a ella, ¡joder! es que igual está pegado porque con el loctite que le has puesto... y una voz que si alguien te escuchase seguro que te ofrecían doblar algún personaje de dibujos animados.
Para colmo, descubres que ver la televisión no es una opción, porque la hijaputa se ha puesto de acuerdo con tu cuerpo para joderte y decide retransmitir unos programas que lo único que hacen es ponerte más dolor de cabeza... No perdón, me dicen que no es que se hayan puesto de acuerdo, es que la tele es así de horrible.
Pues eso, que con este panorama solo te queda vagabundear del sofá a la cama y de la cama al sofá hasta que tienes tantas ganas de ir a trabajar... ¡que incluso pides el alta voluntaria!
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